Japón, Francia, Italia, Canadá y en particular Estados Unidos apoyan con la exploración
Denisse Rodríguez
La Prensa
La arqueología en Honduras se expande por los más de 112 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional.
Se calcula que existen más de 140 mil lugares de interés arqueológico en todo el país, pero aún no han sido registrados por la gran extensión de la nación y la abundancia de lugares con vestigios por estudiar.
“Los sitios registrados son más 2,000 en todo el país, pero hay un estimado más grande de 140 mil por registrar, ya que existen en todos los municipios del país”, reveló Óscar Neil, arqueólogo del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH).
Cuando se refiere al registro de los sitios arqueológicos, significa que se conoce su ubicación y que se tiene conocimiento de que fueron habitados, pero no han sido explorados.
Según el experto, Honduras cuenta con puntos arqueológicos en todos sus rincones. “Los hay en todo el país. Se conocen unos más que otros, por ejemplo Copán, la costa norte, Jesús de Otoro, pero en todo el territorio hay riqueza arqueológica”.
Sin embargo, determinó que casi el 80% del país aún no ha sido explorado por su gran extensión y se necesita el interés de muchas personas para realizar las investigaciones, que sin duda llevarían muchos años de trabajo.
“Hay áreas que se han conocido, pero más del 80% no ha sido explorado, como La Mosquitia y el sur de Honduras. El país es grande y para caminarlo es mucho. Esa es una labor de muchos años y debe existir interés no solo de Antropología, sino de investigadores interesados en conocer ciertas áreas del país”, explicó.
Según Neil, el costo de una investigación depende de los objetivos científicos que se determinan al inicio y también obedece a lo que el investigador desea encontrar.
Registros en el Valle de Sula
Aldo Zelaya, director regional del IHAH en la zona norte, estimó que de los más de 2,000 lugares registrados, aproximadamente 600 se localizan en el Valle de Sula.
“En el Valle de Sula hay más de 600 sitios arqueológicos registrados, aunque la mayor parte del total ya contabilizado se encuentra en Copán y todo el litoral atlántico, ya que esa región estaba habitada por los antepasados”, indicó.
Para las investigaciones en un sitio histórico hay convenios con universidades internacionales y recientemente se estableció un acuerdo con Japón.
“Tenemos convenios con varias universidades. Hace poco se hizo un convenio con Japón. Trabajamos con Francia, Italia y Canadá, pero la mayor parte de las investigaciones se hacen con las universidades de Estados Unidos”.
Para el mantenimiento, restauración y conservación de los sitios arqueológicos abiertos al público, el IHAH mantiene un presupuesto anual de 60 millones de lempiras, que sus autoridades consideran raquítico.
En los demás sitios donde se descubre algún vestigio se visita a las autoridades municipales del sector para que conserven la zona donde se hayan encontrado restos históricos y se le entrega una notificación en la que se establece ese compromiso. En caso contrario, si ocurre algún daño, se aplica el decreto 220-97 del IHAH.
Este decreto, en su artículo 43, establece que a toda persona que haga daño al patrimonio cultural sin conocimiento de la institución se le impondrá una multa de 1 a 2 millones de lempiras y la pena dependerá de la gravedad del caso.
Currusté sigue “dormido”
Los estudios que duraron más de tres décadas para sumar a Currusté, ubicado al este de la ciudad de San Pedro Sula, como el quinto parque arqueológico de Honduras, se han olvidado, ya que los trabajos se han estancado por falta de fondos.
“Currusté se ha mantenido dormido desde 2009 porque no se ha hecho nada para traer fondos y seguir con el proyecto”, lamentó el director.
Para el parque arqueológico se tenía prevista la construcción de un centro para visitantes y tener un museo para exhibir objetos encontrados en la zona.
En el centro de atención se pretendía edificar estatuas de 1.20 metros de altura, que representarían un incensario que utilizaban en actividades religiosas los antepasados que habitaron en ese lugar.
“Continuar ese proyecto ha sido muy difícil porque aquí en Honduras no se les da tanta importancia a las acciones culturales, aunque vengan a educar a la población. Aquí somos muy apáticos y solo se acuerdan cuando es el Día de Lempira”, declaró Zelaya.
Además se tenía planeado hacer un cerco y los senderos representativos. Se deseaba señalizar cada una de las paradas para explicar qué había pasado en ese lugar. Hay senderos en Currusté que tienen hasta 600 metros alrededor de la zona que cuenta con 5.1 manzanas de extensión.
El presupuesto para llevar a cabo los proyectos anteriores ya estaba listo, había un financiamiento del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), pero nunca se recibió.
“Se nos habían otorgado 300 mil dólares por medio del BCIE y se perdieron por cuestiones legales porque en aquel entonces íbamos a aportar ese dinero por el banco y la Municipalidad de San Pedro Sula, mediante Padilla Sunseri, iba a poner otra parte. En una reunión de la Corporación Municipal aprobaron esa partida, pero nunca salió”.
El BCIE destinó los fondos a otros proyectos en Comayagua, informó el titular del IHAH.
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