Proceso Digital
Las ilusiones por encontrar una salida a sus problemas financieros, lograr un empleo, forjarse un mejor futuro, primordialmente cuando la familia depende de ellas, hace que miles de mujeres hondureñas emigren de su tierra y en la mayoría de los casos se aventuren a cruzar la llamada "ruta de la muerte", como se le conoce al camino que recorren desde sus poblados, pasando por Guatemala y México hasta lograr, si tienen suerte, llegar a los Estados Unidos.
- Mientras sus hijas se marchan en la búsqueda del sustento familiar, otras mujeres, las abuelas, arropan a sus nietos y vuelven a empezar la tarea de crianza e intentan llenar el vacío familiar que siempre deja huellas profundas.
- La desintegración familiar marca los hogares de las migrantes que deben lidiar entre abastecer materialmente a sus familias y a la vez monitorear a distancia, cuando pueden, la formación de sus hijos.
Como se marchan, quizás más afectadas que cuando emprendieron la ruta, más de la mitad de las migrantes retornan a Honduras. Ellas han vivido pesadillas prolongadas en el camino o en su estadía en la Unión Americana.
Tal es el caso de una hondureña que compartió con Proceso Digital, parte de las situaciones que vivió durante su trayecto por la ruta migratoria hacia los Estados Unidos.
Su nombre es Dinora, tiene 26 años. Esta joven mujer relató que en el camino fue víctima de asaltos, fue bajada del tren conocido como "La Bestia" y presenció casos de violación.
"Cuando me llevaron a una casa del migrante, escuché historias de violación y de otros migrantes que no se agarraron bien del tren o se durmieron y se cayeron", recordó.
Mencionó que decidió emprender su viaje en compañía de una de sus tías, quien en un momento "salió volando del tren", pero la suerte la acompañó porque las lesiones no le dejaron secuelas.
Sin embargo, indicó que en Tapachula, México, un grupo de personas fueron bajadas del tren, las asaltaron y violaron a varias de ellas.
"Fíjese que cuando nos asaltaron, a todo el mundo lo violaron, a mí hasta me revisaron vaginalmente... a mi tía la ultrajaron sexualmente...a una señora que llevaba una niña de 10 años, le violaron a la pequeña y a ella también", relató la joven en tono dramático.
Indicó que luego de los abusos sexuales, su tía decidió regresar a Honduras. Dinora continuó, pero al llegar a la frontera de México y los Estados Unidos la detuvieron y fue retornada vía terrestre por el sector de Corinto, Omoa.
Rememoró que en el camino tuvo que "ir pidiendo para comer y dormir en zacatales, ese es un camino duro y para nada o para que le pase lo peor a una".
La hondureña concluyó mencionando que su decisión de salir del país se debió a "la misma situación de pobreza que vivimos, pero creo que si lo intento de nuevo y me pasa algo, sería más dolor para mi mamá".
Al igual que Dinora, diariamente centenar de mujeres hondureñas y de otras nacionalidades sufren vejámenes en la ruta migratoria.
En lo que va del año, más de 180 mujeres han sido deportadas de los Estados Unidos, según el reporte del Centro de Atención del Migrante Retornado (CAMR). Y es que las deportaciones cada año van en aumento; en el 2012 se recibieron 32 mil 340 connacionales vía aérea y 38 mil 342 en 2013, lo que representa un aumento del 16 por ciento.
De las cifras anteriores, 2 mil 570 mujeres fueron retornadas en 2012 y 4 mil 549 en 2013.
En Honduras, hoy 25 de enero, se celebra el Día de la Mujer y en esta fecha son miles de féminas las que no se encuentran en su país, porque van por la ruta migratoria, están indocumentadas en los Estados Unidos u otras naciones donde luchan por sus hijos, padres, hermanos y familias.
Contribuyen con las remesas
En el país la Encuesta Semestral de Remesas Familiares Enviadas por Hondureños Residentes en el Exterior, realizada por el estatal Banco Central de Honduras (BCH), refleja que el 61.4 por ciento de los depositarios regulares son mujeres que enviaron sus remesas en un promedio mensual de 278.10 dólares.
En tanto, los hombres constituyen el 38.6 por ciento de los aportantes constantes, pero según sus respuestas, ellos mandan un promedio de 397.8 dólares.
Las remesas constituyen uno de los pilares fundamentales del sostenimiento de la economía hondureña.
Entre la vorágine de la ruta migratoria, la vida de trabajo, penurias y la inquietud de ser indocumentadas en los Estados Unidos u otras tierras y la repatriación de tantas, las mujeres hondureñas siguen su lucha, son guerreras de la vida, pero requieren de la mirada de quienes desde el Estado tienen la obligación de apoyarlas.
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