Niños de la escuela de Salado Barra y el mural comunitario sobre los manglares y ecosistemas |
Pobladores de Salado Barra desarrollan proyecto con apoyo internacional
Ramón Wilberto Nuila Coto
La Tribuna
En el Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado se encuentra la comunidad de Salado Barra, municipio de El Porvenir, departamento de Atlántida, en la costa del Caribe hondureño. Los pobladores de esta zona están organizados en el Comité Turístico El Manatí, y actualmente se encuentran implementando el Proyecto Generando Beneficios a través de la Conservación del Manglar, Producción Local, Pesca y Turismo Comunitario, en Salado Barra”.
En este esfuerzo no están solos. Cuentan con el respaldo del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Proyecto Manglares del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna).
Salado Barra y su proyecto
Fátima Rodríguez es la presidenta del Comité El Manatí. Ella explica que la comunidad de Salado Barra es la más visitada del refugio debido a su belleza natural y a que aquí se encuentra el centro de visitantes de la Fundación para la Protección de Cuero y Salado (Fucsa), que comaneja esta área protegida por el Estado de Honduras. Esta zona es también un sitio Ramsar, reconocido desde 1993 por la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional. Además, Salado Barra es parte del Corredor Biológico del Caribe y está considerada como un área clave dentro del mismo.
“Nuestro proyecto está orientado a contribuir el mejoramiento de la vida de las familias, por medio de actividades como el turismo comunitario, la pesca deportiva regulada y la producción local, sin olvidar la conservación del mangle, integrando la participación de las mujeres y los jóvenes”, dice la presidenta doña Fátima Rodríguez y recuerda que también trabajan en la conservación de otras especies de valor científico y ecológico, a través de la restauración de nueve manzanas de humedales, la venta de servicios de guías turísticos y de artesanías locales.
Rodríguez señala que para lograr estos objetivos se ha comprado una lancha y un motor pata larga, con capacidad para entre doce y quince turistas, a los que transportan en los tours acuáticos. En cuanto a la pesca deportiva, el Comité Turístico Manatí compró recientemente dos cayucos que son rentados por quienes desean practicar la pesca regulada en la zona. Esto va a permitir que los turistas aficionados a este deporte tengan una alternativa sostenible para practicarlo sin destruir el medio ambiente.
Otra de las actividades a subrayar que impulsa este proyecto es la fabricación de bolsos. Para ello y con el apoyo del Proyecto Manglares del PNUMA, se han comprado cinco máquinas de coser. El PPD, por su parte, ha comprado telas, hilos y demás material necesario para la fabricación de estos productos. Este proyecto es liderado por el Grupo de Mujeres Artesanas la Fe. Ellas son quienes han comenzado a reactivar la antigua labor de fabricación de bolsos. Estas creaciones artesanales están decoradas con motivos muy relacionados al manglar, con figuras pintadas de manatíes, camarones, aves y flores propias de estos ecosistemas.
La presidenta del Comité El Manatí destacó como importantes los avances que se han dado hasta ahora en la creación de los campamentos ambientales. Estos se han llevado a cabo en coordinación con la Red de Comunidades Turísticas de Honduras (Recoturh). Hasta la fecha se han conseguido tiendas de campaña, bolsas para dormir, hieleras, lámparas y otros equipos para ofrecerlos a los turistas.
Esta organización comunitaria también ha impulsado talleres sobre la organización y el manejo de fondos para el fortalecimiento administrativo del comité. El objetivo de estas capacitaciones fue que sus miembros pudieran desarrollar sus funciones con mayor efectividad y eficiencia.
“Otra actividad muy destacable es el vivero comunitario. En el estamos trabajando con especies tan distintas como el mangle rojo, el mangle blanco, el de botoncillo, la guama, la yagua, el zapotón, la santa maría, el varillo, el almendro, la sangre, el cincho y la anona. El objetivo es lograr cultivar más de 5000 plantas de estas especies.
Para ello contamos con el apoyo de la Mancomunidad de los Municipios del Centro de Atlántida (Mamuca) y del Falls Brooke Centre”, recuerda Fátima Rodríguez.
Estos trabajos de reforestación son vitales para algunas especies animales asociadas a estas plantas, como el caso del manatí, la espátula rosada, la platalea ajaia y jabiru, entre otros.
“Recientemente firmamos convenios de usufructo en el Área del Refugio Cuero y Salado con el Instituto de Conservación Forestal (ICF). Estos convenios incluyen el de turismo público para las comunidades ubicadas en la zona protegida”, dice doña Fátima.
La presidenta del Comité Manatí lanzó una invitación a todas las personas que quieran visitar esta zona de Honduras. Los interesados tan solo han de contactarse con ellos para poder coordinar todos los servicios ecoturísticos que les pueden ofrecer.
Este proyecto de desarrollo sostenible es de vital importancia en esta zona protegida de Honduras, ya que trabaja para reducir la pobreza de los pobladores del lugar, brindando oportunidades de trabajo no agresivas y sostenibles con el medioambiente.
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