Por Eliuth Yneztroza
Proceso Digital
Tegucigalpa/México - El horror que viven los migrantes centroamericanos la gran parte de ellos hondureños, en tránsito por México, se agudiza. Diariamente decenas huyen de la pobreza y la inseguridad que impera en sus países de origen, sin embargo, la ruta migratoria se ha vuelto, con el paso de los años, en una mina de oro para la delincuencia organizada y en un infierno para quienes persiguen el sueño de un mejor porvenir. Los indocumentados no tienen respaldo de sus gobiernos, especialmente en el caso de los hondureños ha denunciado el padre Pedro Pantoja, un defensor de estos peregrinos.
Extorsiones, secuestros, agresiones verbales, físicas y sexuales, discriminación, explotación y asesinatos, son algunas de las tantas violaciones que diariamente se cometen en contra de los migrantes.
Tales atrocidades amenazan también a las personas que desinteresadamente brindan a diario una mano amiga a los cientos de indocumentados, que por lapsos cortos de tiempo, se refugian en los diferentes albergues ubicados en territorio mexicano.
Uno de ellos es el padre Pedro Pantoja, quien en repetidas ocasiones ha recibido amenazas a muerte producto de su incansable defensa de los migrantes centroamericanos y de México.
A continuación Proceso Digital a través de su web especializada Departamento 19, traslada a sus lectores la situación en que llegan los migrantes al albergue Belén, Casa del Migrante Saltillo, que lidera el padre Pantoja.
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