El Secretario General del organismo, José Miguel Insulza, indicó que la delincuencia y la violencia limitan la democracia y la libertad.
CEPAL
Durante la presentación del informe El problema de las drogas en las Américas, en Santiago, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza enfatizó que el problema de las drogas afecta los pilares del desarrollo en la región de América Latina y el Caribe.
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Insulza fue recibido por la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, quien en su bienvenida resaltó que el documento, preparado por la OEA por mandato de sus países miembros, llega en un contexto de frustración por los resultados de la política de drogas que por muchos años ha imperado en nuestra región y que ha sido referida habitualmente como una "guerra contra las drogas".
Para Bárcena, esta discusión resulta oportuna y contingente. "En la CEPAL creemos imposible hablar de desarrollo económico y social sin mencionar el tema de la democracia, sin hablar del tema de igualdad social, y sin hacerse cargo de los efectos de la violencia, especialmente en Centroamérica y México".
"La seguridad ocupa un lugar destacado en las preocupaciones de nuestras autoridades y ciudadanía, y su vínculo lineal con la industria que produce, transporta y comercia la droga resulta ineludible", añadió la alta funcionaria.
Según Bárcena, la inseguridad en la región, influida por el narcotráfico, ha conducido a la fragmentación del tejido social, a la segregación y a la exclusión.
"Así como la industria del narcotráfico, la violencia y la delincuencia son causa y consecuencia de la pobreza, la inseguridad y el subdesarrollo. Del mismo modo, la delincuencia y la violencia limitan la democracia y la libertad y reducen la calidad de vida de los habitantes", expresó Bárcena. "La seguridad es un bien público que en realidad nos podría llevar a sociedades más integrales y equitativas".
Durante la presentación del informe, Insulza resaltó que la violencia es el factor que más preocupa a la ciudadanía frente al problema de las drogas. "Todas las etapas del proceso de producción son en general ilegales, y los delitos relacionados con las drogas generan delitos conexos, que se traducen en crímenes", aseguró Insulza. "Son muchas más las víctimas que produce el tráfico de drogas que las que genera el consumo mismo".
El documento reconoce la heterogeneidad de las sociedades de América Latina y el Caribe, y que el problema de las drogas las afecta de diferentes maneras. Se destaca que las tasas más altas de homicidios relacionados con las drogas no están en los países de mayor consumo sino en los países donde se concentra el narcotráfico que, al mismo tiempo, son los países en los que el Estado tiene más problemas para garantizar la protección de sus ciudadanos.
En la conferencia también participaron los parlamentarios chilenos Jaime Orpis y Carlos Montes, quienes realizaron un análisis del informe a la luz de la realidad chilena. Montes destacó la necesidad de acometer los desafíos estructurales de la desigualdad, germen de la violencia y el narcotráfico, atendiendo la propuesta de transformaciones contenidas tanto en La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir, como Cambio estructural para la igualdad: Una visión integrada del desarrollo, documentos centrales de los últimos dos períodos de sesiones de la CEPAL.
En el encuentro intervino también Martín Hopenhayn, Director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, quien resaltó que la apuesta para enfrentar el problema de las drogas debe enfocarse en la prevención y la rehabilitación y no en la penalización.
Al término del encuentro, Bárcena hizo referencia al debate pendiente sobre tráfico de armas en la región, al tiempo que perfiló como el problema crucial de nuestro continente la persistencia de la desigualdad.
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