Wednesday, July 24, 2013

Reformando las transferencias condicionadas para combatir la pobreza en Honduras

BID
Uno de los instrumentos más importantes para luchar contra la pobreza en Honduras han sido los pagos en efectivo a los hogares pobres a cambio de que cumplan ciertas condiciones como llevar a los hijos a chequeos médicos periódicos y enviarlos a la escuela.
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Honduras ha colaborado con el BID desde hace varios años para ejecutar estos programas, que se conocen como transferencias condicionadas de efectivo y han cosechado buenos resultados.Por ejemplo, en un estudio reciente sobre este esquema en Honduras se observó entre los hogares participantes un aumento del 8% en la matrícula escolar y un descenso del 3% en las tasas de trabajo infantil, en comparación con los grupos que no recibieron las transferencias.
Tras haber combinado distintos tipos de planes de transferencias de efectivo en un solo programa nacional denominado “Bono 10.000”, Honduras amplió su iniciativa de alivio de la pobreza en 2010, aumentando el monto de los pagos y ampliando el número de hogares con derecho a recibir este beneficio. En términos generales, estas transferencias han beneficiado a más de 210.000 hogares, equivalentes al 40% de la población del país que vive en la pobreza.
No obstante, la rápida ampliación de esta iniciativa ha planteado desafíos de índole operativa, a los que Honduras está haciendo frente en la actualidad. Con el apoyo del BID, el gobierno está configurando una estructura orgánica más eficaz en función de los costos a través de la cual se pueda hacer entrega oportuna de las transferencias de efectivo, además de producir y administrar información sobre los hogares y los pagos. Asimismo, por primera vez el sistema consolidado de transferencias ha movilizado a los sectores de educación y salud para que verifiquen de forma sistemática si los beneficiarios están cumpliendo con las condicionalidades.
Para asegurar que los hogares cumplan las condiciones exigidas, el país está optimizando sus sistemas de información y mejorando la colaboración existente entre los departamentos de salud y educación, para que estos puedan compartir de forma periódica información sobre los beneficiarios del programa.
Por otra parte, se está intentando estabilizar el ciclo de pagos de modo que los hogares reciban su monto en efectivo cada dos meses. Esto por cuanto se considera que con pagos periódicos, definidos y predecibles, los hogares podrán planificar mejor sus gastos y emplear las sumas en efectivo que reciben para atender sus necesidades cotidianas más básicas, lo que posiblemente mejore la eficacia del programa.
El país también ensayará formas innovadoras de efectuar los pagos a los beneficiarios a través de sucursales bancarias estatales, teléfonos celulares y cooperativas locales. Los resultados de estas experiencias piloto serán analizados mediante una rigurosa evaluación de impacto a fin de extraer enseñanzas importantes para Honduras y otros países que quieran aumentar la escala de sus programas de transferencias condicionadas.
A través de las labores emprendidas para superar los desafíos operativos que confrontan sus programas de transferencias condicionadas, Honduras está sentando las bases para la adopción de un sólido esquema de protección social a gran escala, con el cual se espera contribuir a romper el ciclo de pobreza que afecta hoy en día a millones de ciudadanos del país.

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