Algunos caficultores están elaborando subproductos del aromático para diversificar la producción y paliar los problemas del sector
La Prensa
San Pedro Sula - La necesidad de superar la enfermedad de la roya está obligando a los caficultores a diversificar su producción y elaborar subproductos con valor agregado como dulces, vino, miel y pan.
La crisis de los precios internacionales del café en la década anterior para algunos fue una tragedia, pero para otros caficultores como Angélica Landaverde se convirtió en una motivación. Ella es gerente general de la microempresa Mi Tazita de Celaque, ubicada en Corquín, Copán.
En 2008 esta microempresaria no logró hacer producir sus cinco manzanas de tierra sembradas con el aromático, lo que causó cierta decepción, pues su finca además había sido afectada por un sismo. Sin embargo, pese a que ya tenía lista una maleta, desistió de emigrar a Canadá y pensó en sacarle provecho a sus dificultades agrícolas a través de la elaboración de dulces, vino y pan de café que ahora son un manjar y gozan de buena demanda en el mercado local.
“Pasamos cuatro meses dando degustación de los productos a la gente, y las personas mismas nos guiaron a darle el toque especial que ahora goza de alta demanda”, recordó.
El próximo paso a dar es exportarlos hacia el mercado estadounidense y el continente europeo, y con ello agenciarse de mayores recursos.
Ricardo Paz, miembro de la Asociación de Cafés Especiales de Occidente, a la que está afiliada la caficultora, sostiene que apenas el 1% de las 110 mil productores de café del país se están dedicando a la elaboración alterna de productos derivados de aromático. No obstante, ven que existe un enorme potencial para obtener ingresos con la diversificación, tanto en el mercado interno como externo, si se logra que más caficultores se dediquen a estos negocios alternos y evolucionen de solo producir café.
“Ahorita que el precio del café es bajo y hay roya nos mantenemos con las ganancias de los dulces y el vino”, explicó la microempresaria.
Actualmente, sus productos se distribuyen en el supermercado La Antorcha, donde una botella de vino se cotiza en unos 250 lempiras, la docena de dulces en 40 y el pan en 10.
Diana Osorto, presidenta de la Asociación de Café Especiales de Honduras (SCAH, en inglés), mencionó que por la buena aceptación que están teniendo estos derivados del café, la institución se enfocará en capacitar a los caficultores, de modo que elaboren productos con valor agregado.
Además de Copán, este tipo de iniciativas se están desarrollando en El Paraíso.
“Los caficultores activos en cafés especials son casi un 10%, y dentro de ellos un número más reducido aún se está dedicando a comercializar dulces y otros productos. Los campesinos pueden blindar sus ingresos durante las crisis, pero necesitan orientación que les vamos a facilitar”, explicó.
Pablo López, representante regional del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé), calculó que los negocios que se están diversificando han crecido en un 10% en los últimos años.
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