El uso de la leña para cocinar alimentos provoca anualmente, a nivel mundial, la muerte de 1.9 millones de personas por la inhalación de humo.
La Tribuna
Los países centroamericanos buscan reducir en los próximos 7 años hasta en un 10% su consumo de leña para cocinar, informaron este jueves en Managua autoridades regionales.
Representantes de los países centroamericanos realizan en Managua el taller regional “Retos y Oportunidades del Acceso Universal a las Estufas Limpias en los Países Miembros del SICA (Sistema de la Integración Centroamericana)”, con el fin de crear una estrategia que les permita lograr su objetivo para 2020.
“Estamos (reunidos) para conocer y discutir sobre las estrategias políticas de los gobiernos de la región sobre el uso eficiente de la leña, para consolidar (uno solo) y proponerlo a los organismos financieros”, explicó a periodistas la viceministra nicaragüense de Energía y Minas, Lorena Lanza.
Datos suministrados durante la reunión, que durará dos días, indican que el 50% de la energía que utilizan los centroamericanos para cocinar es biomasa, es decir, leña.
El problema con el uso irracional de la leña, advirtió Lanza, es que el recurso se hace insostenible, provoca la desaparición de los bosques y contribuye con el cambio climático.
Por el momento, los países del SICA están comprometidos con distribuir un millón de estufas mejoradas de biomasa (EMB), es decir de leña, en toda la región. Los técnicos creen que eso reducirá el consumo en un 10%.
El gerente de energía del Banco Mundial, Malcom Crosgrove-Davies, dijo a periodistas que ese organismo está dispuesto a financiar el proyecto una vez que Centroamérica presente sus costos.
Crosgrove-Davies comentó que el tema es importante porque está relacionado, además, con temas como salud, educación, economía y género, especialmente porque las mujeres y niños están más expuestos a sufrir las consecuencias.
Como muestra de ello, el representante del Banco Mundial dijo que 1.9 millones de personas mueren anualmente en el mundo por causas relacionadas con el uso de leña.
Un estudio sobre el uso de leña auspiciado por el Banco Mundial indica que 20 millones de centroamericanos comen gracias a los fogones, pero menos de dos millones tiene acceso a las EMB.
La diferencia entre un fogón tradicional y una EMB consiste en que los primeros consumen cualquier cantidad de leña y tienen altas emisiones de humo, mientras que las segundas son más herméticas, lo que permite ahorro de leña y menos humareda.
La viceministra nicaragüense mencionó que, además de reducir el consumo de leña en las cocinas domiciliares, el objetivo es hacer cambios en pequeños negocios, como tortillerías y panaderías.
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