El Heraldo
TEGUCIGALPA - La muerte violenta de un turista británico, ocurrida el martes en San Pedro Sula, podría generar nuevas advertencias de otros países a los ciudadanos que quieran visitar Honduras.
Kaya Omer, de 33 años, fue asesinado por unos sujetos que primero lo despojaron de su cámara fotográfica.
El crimen se reprodujo en varios medios latinoamericanos y del Reino Unido, como The Times, Dailymail , The Guardian y The Independent.
En ese sentido, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, con sede en Londres aseguró que "están conscientes del reporte y están investigando, sin ofrecer mayores detalles sobre posibles medidas para alertar a sus ciudadanos".
En noviembre pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una advertencia de viaje a Honduras al citar preocupaciones de seguridad, crimen y violencia en el país centroamericano, que tiene un alto índice de asesinatos.
En la alerta emitida por Estados Unidos se aseguraba que "las amenazas a la seguridad se han incrementado sustancialmente en los últimos años".
En diciembre de 2011, tras medio siglo de apoyo en diversas áreas, el Cuerpo de Paz de Estados Unidos anunció su retiro por razones de seguridad.
Aunque precisó que se revisarían las condiciones de seguridad en Honduras ante de considerar un retorno, los hechos trágicos que a diario se repiten en las principales ciudades de Honduras hacen creer que ese día va para largo.
Desde 1981, Honduras recibe también el apoyo de voluntarios a través de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), quienes enfocan su aporte en el área educativa.
Uno de los programas más exitosos es la enseñanza de la lengua japonesa en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), que es impartido por maestros voluntarios. No obstante, la embajada de Japón anunció recientemente que suspendería estas clases de japonés por razones de inseguridad.
Por parte de la Cooperación Española, Honduras contó durante 2012 con unos 250 voluntarios que trabajaron en diversos proyectos de desarrollo.
A ellos se agregan las brigadas médicas que se desplazan al interior del país y los médicos voluntarios que realizan programas específicos, como Operación Sonrisa, así como otros voluntarios que trabajan con el medio ambiente, sin dejar de mencionar a los misioneros de diversas iglesias.
El país cuenta también con voluntarios de Taiwán, Corea, organismos internacionales, universidades y de otros países que cada año colaboran con los hondureños más necesitados.
En medio de los altos índices de violencia, el gobierno del presidente Porfirio Lobo sostiene que el tema de la seguridad es prioritario.
No obstante, el ministro de Seguridad Pompeyo Bonilla denunció hoy que en la capital hondureña, la segunda ciudad más violenta después de San Pedro Sula, que las cámaras de seguridad ubicadas en puntos estratégicos de la capital han dejado de funcionar por una mora de más de L.100 millones.
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