Criar animales de corral ha generado resultados económicos positivos y mejorado la dieta alimenticia de miles de familias hondureñas.
Fany Alvarenga
La Prensa
Choloma - Vivir con 300 gallinas durante 50 años no es tarea fácil, pero se puede convertir en una opción para sostener a una familia de 12 miembros.
Esto es lo que ha demostrado Amelia García (66), experta en la crianza de aves de traspatio, una labor que ha convertido en su forma de ganarse la vida.
Desde los 16 años vive en la colonia Monterrey de Choloma, se levanta a las dos de la mañana para preparar pan de casa, cuyo ingrediente principal son los huevos frescos de las gallinas que cría. “Siempre tuve la ilusión de tener mi casa llena de animales, desde niña mi madre me enseñó a criar gallinas. Empecé echando una gallina que me costó L1.50”, recuerda.
El fruto de esa ilusión es, además de las 300 gallinas, 16 vacas y decenas de patos y gansos, aunque reconoce que a veces pierde la cuenta de cuántos animales tiene debido a la alta reproducción.
Según el Programa Avícola Nacional, manejado por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), en el país existen unos 22 millones de aves de traspatio que son el sustento de entre 12 mil y 16 mil familias como la de doña Amelia. Según esta dependencia hubo una tendencia creciente, ya que en el 2003 habían solo 16 millones de aves.
De las ganancias que ha obtenido por la venta de pollos y huevos durante 50 años, esta mujer pudo darle estudio a todos sus hijos, al menos hasta el sexto grado. “Yo no tuve la oportunidad de aprender a leer, así que quería que ellos aprendieran, y las gallinas me ayudaron”, asegura.
Doña Amelia gasta a la semana un poco más de dos quintales de maíz en alimentar estas aves una vez al día.
Nidia García, jefe del Programa Avícola, apuntó que la ventaja de tener aves de traspatio es que buscan por sí solas la alimentación, lo que abarata el costo de la canasta básica familar, si se considera que al año pueden poner unos 273 huevos.
“La inversión en el desarrollo de una gallina madura que da huevos y carne anda en un promedio de 80 a 90 lempiras, pero la ganancia es que las familias refuerzan su alimentación con proteínas”, apuntó, para recalcar que la proteína que obtienen de estos animales es cada vez más importante para mantener la alimentación en las comunidades rurales.
Aunque este tipo de negocios familiares se da en todo el país, los departamentos donde hay más aves de traspatio son Lempira, Gracias a Dios y Ocotepeque, donde en promedio, cada familia tiene entre 6 y 8 aves.
Otra ventaja de estos animales es que, en comparación con las aves de ambiente tecnificado, logran inmunidad a algunas enfermedades.
Carminda Araceli Cruz, hija de doña Amelia, explicó que el costo de las vacunas para mantener saludable a estos animales es de 300 lempiras para cada 100 aves. “Nosotros compramos tres inyecciones para las 300 aves, cada seis meses; las aves no se nos enferman mucho”, agrega.Para evitar cualquier enfermedad las comunidades deben estar atentas a las campañas de vacunación que promueve el programa en todo el país.
Con estos referentes, el beneficio es grande, ya que además de obtener alimento, el remanente de la producción puede servir para su venta, lo que se convierte en una fuente de sustento para las familias.
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