Friday, October 19, 2012

Arroz chino: La comida “exprés” de los pobres

Aldo Arévalo recibe su plato de 10 lempiras de Ricardo Antonio Casco.

La Tribuna
TEGUCIGALPA
“A mí cuando el hambre me pega duro me vengo a comprar esta comida porque es barata y bien rica… me queda la panza bien llena”, expresó entre sonoras carcajadas don Jorge Santos.
A sus 86 años y con más de ocho de haber probado el arroz chino y el chap suey vendido a inmediaciones del parque Central de Tegucigalpa, ha centrado su gusto por este menú, ante la posibilidad de adquirirlo a un precio bastante bajo.
Y no solo él tiene esta preferencia, son muchos los capitalinos que por no disponer de suficientes recursos económicos han optado por almorzar con “la comida exprés de los pobres”.
La clientela que durante 14 años ha rodeado a Ricardo Antonio Casco, vendedor especializado de este manjar, es muy variada, desde empleados públicos hasta ejecutivos bancarios, sin dejar a un lado a los ambulantes del lugar.
Unos lo piden para llevar y los más desinhibidos lo degustan en el lugar, pero hay otro grupo más favorecido que reciben sus pedidos a domicilio, aunque también dependerá del “filo” que ande el cliente, para ser atendido.
“Hay personas que no vienen aquí porque les da pena y mejor me piden que mande al ayudante a dejárselos, pero siempre buscamos la manera de atender la clientela”, refirió Casco.
Agregó que desde el Congreso Nacional muchos burócratas lo andan “taloneando” a la hora del mediodía, porque aunque no tiene un lugar fijo para distribuir sus productos, se lleva en los alrededores del centro capitalino.
Cada plato sencillo es vendido a 10 lempiras y si lo desea combinado paga igual, aunque cuando le agregan tortillas o pan, no se incrementa el precio pero disminuye la cantidad.
Sin embargo, dependerá del aumento de los precios de los ingredientes que tengan los platillos, como el arroz, tallarines, pollo, carnes de res, chile verde, cebolla, zanahorias, camarones, jamón, apio, culantro, salsa negra y soya, entre otros.
Cada plato lo sirve con su respectivo envoltorio plástico para desecharlo en los recipientes de basura, para que el cliente busque un lugar para depositarla y con eso contribuir al medio ambiente.
Además, quiere evitar que elementos de la Policía Municipal lo regañen por provocar que sus clientes tiren los desperdicios en la calle, porque de por sí tienen que andar huyendo de ellos para vender. 

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