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Copán Ruinas
Llegar por transporte terrestre a uno de los monumentos culturales más importantes de Honduras y de la humanidad se ha convertido en un reto de supervivencia, especialmente para los conductores
Viajar en automóvil a Copán Ruinas sobre una carretera deteriorada y considerada por muchos abandonada hace que cada viajero tome medidas de precaución.
Expertos consideran que la vida útil de la carretera que recorre el occidente de Honduras finalizó hace más de 10 años.
Sin embargo, muy poco se hace para restaurar una vía de acceso que no solo conduce a uno de los sitios que atraen mayor número de turistas al país, sino que comunica con El Salvador y Guatemala.
La mayoría de las carreteras en Copán se construyeron entre 1960 y 1970, ya que antes el acceso a la región era vía aérea.
Desde entonces, la carretera fue restaurada por única vez durante la gestión del expresidente Rafael Leonardo Callejas entre 1990 y 1994; después de eso, el bacheo ha sido la única solución que han ofrecido para la vía de acceso.
Unos 300 kilómetros de carretera en occidente no solo están colmados de cráteres y hundimientos, sino que no tiene capacidad para el número y tipo de vehículos que pasan por ella.
Si su intención es visitar Copán Ruinas proviniendo del norte del país, es decir de San Pedro Sula, encontrará fallas a lo largo del recorrido. El tramo más dañado se encuentra a escasos kilómetros del municipio de Nueva Arcadia, Copán.
Si su recorrido fue emprendido por occidente, especialmente cuando ingresa desde las fronteras de El Poy y Aguacaliente en Ocotepeque, identificará zonas peligrosas ingresando en Santa Rosa de Copán y desde esta ciudad hay múltiples fallas hasta el municipio de San Nicolás.
Cuando se toma el desvío directo para ir a Copán Ruinas, en el norte de Copán, la carretera, caracterizada por poseer más de 200 curvas, tiene grandes cantidades de gravín suelto en tramos entre municipios como Río Amarillo y Santa Rita.
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