La familia de Ignacio Alvarado tiene en su vivienda el poco maíz que pudo producir |
Más del 50 por ciento de los cultivos de maíz y frijoles se perdieron en Choluteca, Valle y los municipios del sur de Francisco Morazán y El Paraíso. Afectados demandan ayuda a las autoridades gubernamentales.
Agustín Lagos
El Heraldo
OROCUINA, CHOLUTECA
“Sembré diez medidas de maíz y no recogí ni un quintal. Todo lo perdí y quedé hule”, así resume don Ignacio Alvarado Flores, un hombre de 80 años, cuya piel, por el paso de los años y la continua exposición a los rayos del sol, se encuentra “percudida”, la situación que atraviesan centenares de familias que residen en los municipios donde se perdieron las cosechas por falta de lluvia.
“Aquí estamos de brazos cruzados y solo Dios nos puede ayudar, porque las autoridades no se acuerdan de nosotros”, dice el hombre que vive en la comunidad de Las Mesas, San Francisco de Coray, Valle.
Los municipios de Choluteca, Valle, el sur de El Paraíso y sur de Francisco Morazán son los más afectados en la producción de granos básicos a consecuencia de la sequía del presente ciclo de cultivo. En segunda instancia están algunos municipios de la región de La Paz, San Juan, Lepaera y Santa Bárbara.
La escasa producción de maíz y frijoles en el primer ciclo, más conocido como siembra de primera, mantiene a las puertas de una crisis alimentaria a los pobladores del conocido corredor seco de Honduras.
A través de un monitoreo realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se establece que las pérdidas de los cultivos son cuantiosas, pues están en un promedio del 53 por ciento de la producción de maíz y el 55 por ciento de frijoles. Sin duda que en algunos municipios el daño fue mayor debido a que el fenómeno de El Niño afectó el desarrollo y la producción de los cultivos.
Hay que establecer que el corredor seco de Honduras se caracteriza por precipitaciones bajas e irregulares.
Además, los periodos secos o canículas son más extensos y se intensifican cuando está presente el fenómeno de El Niño, reduciéndose las lluvias entre un 30 y 40 por ciento.
De acuerdo con los estudios realizados, las familias que habitan en estas zonas del país son las más vulnerables, porque están propensas a desastres naturales causados por exceso de lluvias o sequías intensas ocasionadas por la inestabilidad climática. Para hacerle frente al problema de escasez de granos básicos, algo que es recurrente, se hace necesario desarrollar e implementar estrategias de medios de vida resistentes a los fenómenos naturales extremos.
De acuerdo a estudios realizados, los efectos de la sequía son impactantes en estos municipios debido a que afectaron los periodos o etapas críticas de los cultivos, es decir, la floración y llenado temprano del grano, aunado a lo anterior, las altas temperaturas en el ambiente contribuyeron al aumento del “estrés en el cultivo”.
Este año, el periodo de la canícula en algunos departamentos que se encuentran en el corredor seco fue de entre 35 y 45 días sin lluvia.
En las zonas que están comprendidas en el corredor seco, las decisiones sobre las fechas propicias para la siembra de granos básicos se han constituido en un problema, por los patrones en el comportamiento de la precipitación pluvial.
Es por eso que algunos pequeños productores sembraron con las primeras lluvias, mientras que otros atendieron las recomendaciones técnicas que indicaban que la época de siembra sería a mediados de mayo, por tal razón las pérdidas para algunos fueron menores, especialmente los que sembraron primero.
Hay que recordar que en el ciclo de siembra de primera las lluvias comenzaron en abril, esto se consideró como lluvias inusuales esporádicas.
En este caso, las siembras tempranas favorecieron a los productores, ya que sus cultivos no se perdieron por la sequía que ha afectado a las mismas áreas.
El estudio de la FAO establece que en los municipios del sur de Francisco Morazán, sur de La Paz, Intibucá, Valle y Choluteca, entre el 25 y 42 por ciento de los productores sembraron con las primeras lluvias, de los cuales el 61 y 93 por ciento de los mismos cosechó granos básicos.
Alrededor del 10 por ciento de los productores del sur de El Paraíso sembraron también con las primeras lluvias y de estos el 75 y 91 por ciento produjeron un porcentaje de maíz y frijoles.
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