La Tribuna
TEGUCIGALPA
Las huelgas magisteriales, la politización de plazas docentes y la falta de un mecanismo que permita evaluar la formación que imparten los maestros, son para el exministro de Educación, Carlos Ávila Molina, algunas de las causas que mantienen en un proceso de letargo a la educación.
Ávila Molina fungió como titular de la Secretaría de Educación durante el gobierno de Ricardo Maduro. Seis años más tarde, el exfuncionario asegura que, pese al conflicto entre los gobiernos y el magisterio, el principal problema de la educación en el país radica en que los hondureños son conformistas y no desean, en verdad, una educación de calidad para sus hijos.
¿Cómo ve la situación actual de la educación en Honduras?
Siento que tienen un proceso de letargo y está detenido todo un esfuerzo de reforma educativa… Probablemente se comete un pecado al expresar que Honduras se merece un sistema de mayor calidad al que tiene.
Siento que tienen un proceso de letargo y está detenido todo un esfuerzo de reforma educativa… Probablemente se comete un pecado al expresar que Honduras se merece un sistema de mayor calidad al que tiene.
¿Convienen las reformas educativas en este momento?
El sistema educativo no puede esperar, porque cada niño que entra a un grado, usted no lo puede retroceder para volver a reciclarlo en el sistema, sino que las decisiones de reforma tienen que ser continuas y sostenibles.
El sistema educativo no puede esperar, porque cada niño que entra a un grado, usted no lo puede retroceder para volver a reciclarlo en el sistema, sino que las decisiones de reforma tienen que ser continuas y sostenibles.
El contar con una Ley General de Educación es un paso grandísimo que necesita además las avenidas que genera un reglamento o los reglamentos, entiendo, que tienen que generarse para ello.
Carlos Ávila Molina |
Entre tanto, si el pueblo hondureño no siente que quiere educación de calidad, no la va a tener, porque no hay sociedad más apática que la hondureña. Las personas no han sabido comprender lo que significa darles educación de calidad a los niños y jóvenes del país.
Lo que estamos viviendo son momentos en los cuales los niños y jóvenes acuden a los centros educativos, reciben la mitad del período académico, los contenidos no son evaluados de manera sistemática, no hay forma de verificar si realmente el niño de La Mosquitia está recibiendo la misma calidad de formación que el niño de la Escuela Dionisio de Herrera, en Comayagüela, o la misma educación que en la Escuela José Cecilio del Valle, en Choluteca.
Lo que estamos viviendo son momentos en los cuales los niños y jóvenes acuden a los centros educativos, reciben la mitad del período académico, los contenidos no son evaluados de manera sistemática, no hay forma de verificar si realmente el niño de La Mosquitia está recibiendo la misma calidad de formación que el niño de la Escuela Dionisio de Herrera, en Comayagüela, o la misma educación que en la Escuela José Cecilio del Valle, en Choluteca.
¿La evaluación de la calidad educativa es deficiente?
La falta de un sistema de medición estandarizado lo que provoca es que no hay forma de comparar dónde hay que hacer más esfuerzo para poder elevar ese nivel y que sea homogéneo en todo el territorio nacional, que refleje lo que estamos entregando en todo el sistema educativo.
La falta de un sistema de medición estandarizado lo que provoca es que no hay forma de comparar dónde hay que hacer más esfuerzo para poder elevar ese nivel y que sea homogéneo en todo el territorio nacional, que refleje lo que estamos entregando en todo el sistema educativo.
¿Existe una apreciación errónea sobre lo que significa calidad educativa?
Pues creo que las pruebas así lo señalan, porque no he visto padres de familia revisando las notas de sus hijos y comparándolas con las de otra escuela y diciendo: ¡no!, mi hijo sabe más que aquel, sino que es un conformismo tal que pareciera que la gran satisfacción es recibir al final del año un certificado de promoción de grado, sin importar qué competencias fueron desarrolladas en ese niño, qué habilidades tiene, si va o no a triunfar… Porque no es la suma de certificados lo que dice que alguien ya está preparado para triunfar en la vida, es cómo ha asimilado el conocimiento, cómo los ha hecho propios y cómo los pone al servicio de la comunidad o de él mismo para poder salir adelante.
Pues creo que las pruebas así lo señalan, porque no he visto padres de familia revisando las notas de sus hijos y comparándolas con las de otra escuela y diciendo: ¡no!, mi hijo sabe más que aquel, sino que es un conformismo tal que pareciera que la gran satisfacción es recibir al final del año un certificado de promoción de grado, sin importar qué competencias fueron desarrolladas en ese niño, qué habilidades tiene, si va o no a triunfar… Porque no es la suma de certificados lo que dice que alguien ya está preparado para triunfar en la vida, es cómo ha asimilado el conocimiento, cómo los ha hecho propios y cómo los pone al servicio de la comunidad o de él mismo para poder salir adelante.
Cuando usted fue titular de la Secretaría de Educación, ¿cuáles fueron las mayores debilidades que detectó en el sistema educativo nacional?
El proceso que desarrollamos nosotros fue en base al gran Programa de Transformación del Sistema de Educación que planteó el Foro Nacional de Convergencia (Fonac), que se desarrolló en el año 2000. Fue un diagnóstico con más de 240 talleres que reflejaban cuáles eran las deficiencias que tenía el sistema. Y siguen vigentes, lastimosamente, porque hubo un retroceso en cierta medida. Por ejemplo, la trasformación de las Escuelas Normales a centros de educación superior no es nada más que cambiarles el nombre. Tiene que haber una reforma interna bastante fuerte que nos garantice que los docentes que estamos teniendo en el sistema educativo están preparados para dar educación de calidad y no lo que vemos ahora, que son huelgas, suspensiones de clases que están desaprovechando, a pesar que reciben una formación pública, porque no están pagando por ser formados como maestros y por lo tanto, su compromiso debería ser bastante grande con el pueblo hondureño, que está pagando para que se eduquen como maestros de sus hijos. Y esa es una deficiencia gravísima que literalmente no nos permite salir adelante.
El proceso que desarrollamos nosotros fue en base al gran Programa de Transformación del Sistema de Educación que planteó el Foro Nacional de Convergencia (Fonac), que se desarrolló en el año 2000. Fue un diagnóstico con más de 240 talleres que reflejaban cuáles eran las deficiencias que tenía el sistema. Y siguen vigentes, lastimosamente, porque hubo un retroceso en cierta medida. Por ejemplo, la trasformación de las Escuelas Normales a centros de educación superior no es nada más que cambiarles el nombre. Tiene que haber una reforma interna bastante fuerte que nos garantice que los docentes que estamos teniendo en el sistema educativo están preparados para dar educación de calidad y no lo que vemos ahora, que son huelgas, suspensiones de clases que están desaprovechando, a pesar que reciben una formación pública, porque no están pagando por ser formados como maestros y por lo tanto, su compromiso debería ser bastante grande con el pueblo hondureño, que está pagando para que se eduquen como maestros de sus hijos. Y esa es una deficiencia gravísima que literalmente no nos permite salir adelante.
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